- La máquina aporta la rúbrica, los docentes el contexto.
En abril pasado, la Dra. Nicole Abricot (U. de Santiago), junto a las académicas Carmen Gloria Zúñiga (P. U. Católica) y Rocío Almendras (U. de Santiago), realizó un ejercicio para explorar cómo la interacción entre humanos y algoritmos puede resultar provechosa en el campo de la educación.
El equipo realizó una intervención con 22 estudiantes de pedagogía de ambas universidades para evaluar el potencial de la IA y las redes sociales como recursos pedagógicos. Para ello, crearon una rúbrica generada con IA y luego otra generada por las académicas sobre la base de los fundamentos de la didáctica de la disciplina.
Las investigadoras observaron que la rúbrica sólo cobraba sentido cuando los estudiantes y profesores proporcionaban el contexto para trabajarla.
El experimento
El experimento se resume en cuatro pasos: escribir un comentario para ser publicado en Instagram, evaluar el comentario a la luz de una rúbrica creada con IA generativa, juzgar la idoneidad de la rúbrica para evaluar la tarea y reelaborar el comentario de Instagram mediante habilidades de pensamiento social que se modelaron didácticamente.
Dentro de los hallazgos, el grupo de estudiantes consideró que la rúbrica creada por IA era muy “genérica” y débil para promover habilidades de pensamiento más complejas, lo cual afectaba su implementación en la sala de clases.
Por ejemplo, mientras la versión creada por el algoritmo entregaba instrucciones generales (“ser respetuosos”), los estudiantes profundizaron esa idea con recomendaciones concretas (“no uses insultos, descalificaciones, garabatos, sarcasmos”).
En otro ejemplo, los estudiantes mejoraron la rúbrica original con la incorporación de revisiones cruzadas entre compañeros, inclusión de fuentes bibliográficas y promoción explícita de un enfoque de derechos.
Este ejercicio llevó a las académicas y estudiantes a concluir que el empleo de las redes sociales y la IA en la sala de clases “requiere que se reconozcan las habilidades que se movilizan en este espacio”, todos los cuales no son visibles para una máquina que funciona por algoritmos.
El uso creciente de las redes sociales y la IA en la educación llevó a las académicas a adoptar un enfoque pragmático. “La tecnología te permite tener el mundo entero en el bolsillo”, comentó la Dra. Abricot en nuestro reportaje central.
El marco conceptual de este trabajo es la ciudadanía digital, definida como el conjunto de competencias que permiten interactuar de forma ética, segura y crítica en entornos virtuales.
De todas formas, si bien el equipo de trabajo indica que la IA puede ser útil para optimizar el tiempo u obtener inspiración, “siempre debe ser mediada por el docente, porque por sí sola no genera conocimiento verificable”, concluyen.