Ciencia: nuestra llave para enfrentar la pandemia
El 3 de marzo de 2022 se cumplen dos años desde la detección del primer caso de COVID-19 en nuestro país. Un periodo en el cual la comunidad científica nacional ha marcado una diferencia en la reacción de Chile frente a una emergencia.
Incluso antes de la llegada del Sars-COV-2 a nuestro territorio, las universidades y sociedades científicas se pusieron a disposición del país para que la ciencia y el talento local contribuyeran a proteger la salud de la población a través de la investigación y la colaboración internacional.
Articulando el trabajo de la comunidad científica y del mundo público y privado, desde el Ministerio de Ciencia promovimos, entre otras iniciativas, la generación de nuevo conocimiento en distintas disciplinas gracias al Fondo de Investigación Científica COVID-19; facilitamos
el aumento en la capacidad de diagnóstico a través de una red de laboratorios universitarios; impulsamos la fabricación y uso de ventiladores de emergencia nacionales; apoyamos la vigilancia de nuevas variantes a través de la red de genómica; construimos una plataforma de datos abiertos de la pandemia; y coordinamos la ejecución de cuatro ensayos clínicos de vacunas que nos han permitido aportar al perfeccionamiento continuo de este inédito proceso de inmunización.
Estas iniciativas y logros demuestran lo vital que es preparar a nuestro ecosistema de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación para afrontar una crisis de esta envergadura.
En este contexto la investigación científica escolar es clave pues nos ayuda a anticiparnos, inspirando y entusiasmando a las nuevas generaciones, despertando la curiosidad en niños, niñas y jóvenes y fortaleciendo el pensamiento crítico y creativo con una mirada constructiva y de trabajo en equipos diversos e inclusivos.
En este contexto, celebro la existencia y cuidado atento de los espacios como Brotes Científicos de la Universidad de Santiago de Chile, que permiten comunicar los logros de nuestras mentes jóvenes. Les deseo éxito para que desde las aulas, virtuales o físicas, talleres, laboratorios o desde terreno, continúen inspirando a las nuevas generaciones a embarcarse en la investigación escolar.
Incluso antes de la llegada del Sars-COV-2 a nuestro territorio, las universidades y sociedades científicas se pusieron a disposición del país para que la ciencia y el talento local contribuyeran a proteger la salud de la población a través de la investigación y la colaboración internacional.
Articulando el trabajo de la comunidad científica y del mundo público y privado, desde el Ministerio de Ciencia promovimos, entre otras iniciativas, la generación de nuevo conocimiento en distintas disciplinas gracias al Fondo de Investigación Científica COVID-19; facilitamos
el aumento en la capacidad de diagnóstico a través de una red de laboratorios universitarios; impulsamos la fabricación y uso de ventiladores de emergencia nacionales; apoyamos la vigilancia de nuevas variantes a través de la red de genómica; construimos una plataforma de datos abiertos de la pandemia; y coordinamos la ejecución de cuatro ensayos clínicos de vacunas que nos han permitido aportar al perfeccionamiento continuo de este inédito proceso de inmunización.
Estas iniciativas y logros demuestran lo vital que es preparar a nuestro ecosistema de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación para afrontar una crisis de esta envergadura.
En este contexto la investigación científica escolar es clave pues nos ayuda a anticiparnos, inspirando y entusiasmando a las nuevas generaciones, despertando la curiosidad en niños, niñas y jóvenes y fortaleciendo el pensamiento crítico y creativo con una mirada constructiva y de trabajo en equipos diversos e inclusivos.
En este contexto, celebro la existencia y cuidado atento de los espacios como Brotes Científicos de la Universidad de Santiago de Chile, que permiten comunicar los logros de nuestras mentes jóvenes. Les deseo éxito para que desde las aulas, virtuales o físicas, talleres, laboratorios o desde terreno, continúen inspirando a las nuevas generaciones a embarcarse en la investigación escolar. Ciencia: nuestra llave para enfrentar la pandemia