La Dra. Sara Arenas lleva más de 30 años en Copiapó. Estudió en La Serena donde se tituló de psicóloga, luego se trasladó a Barcelona para estudiar un Magíster en Investigación en Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona, para después doctorarse en Intervención Psicosocial en la misma Universidad.
Por PAR Explora Atacama

Actualmente es académica de la Universidad de Atacama. Conversamos sobre su tesis de doctorado llamado etnometodología, donde las
voces y las miradas son tremenda ¿Qué sucedió? ¿Es todo Cambio Climático? ¿No lo es? Había que mente determinadas por quienes las
en torno a la crisis hídrica en la Región de Atacama titulada: “Crisis hídrica de la ciudad de Copiapó: Construcciones de discursos, relaciones de poder e identidades en torno a un problema ambiental”.
¿Cómo nace esta necesidad de estudiar aspectos sociales sobre la falta de la crisis hídrica en Atacama?
Desde mi perspectiva de la comunidad, hay un aspecto metodológico viven. En este caso, la etnometodología asume que existe una mirada no necesariamente objetiva, sino que viene de quienes son miembros de una comunidad, en este caso en ser miembro de la ciudad de Copiapó, donde durante muchos años este río era seco, con basura, mientras que antiguamente ese río se usaba para el esparcimiento y recreación.
Al perder algo que promueve la calidad de vida surge esa necesidad de investigar: ¿Qué está pasando? averiguar.
Ahí nació la tesis doctoral que duró 4 años. Una etnografía urbana que permite observar en territorio, especialmente los movimientos sociales que luchan a favor de cambiar las condiciones del agua, pero también a las autoridades del momento. Se realizó un análisis de prensa por dos años: qué decían los titulares, quiénes aparecían y qué decía la prensa, y se relacionó a una síntesis desde el contenido y repertorio interpretativo del espacio discursivo. Permitimos explicarnos cómo nace, cuál es el futuro y las consecuencias de la crisis.

Toda esta investigación recoge una perspectiva histórica de la ciudad ¿Han cambiado los copia pinos y las copiapinas?
Es interesante, porque en algunas entrevistas semiestructuradas se les preguntó a las personas “¿Cuál es el significado del río Copiapó?, y la gente joven decía “nada, porque no hay río, ¿cuál río?”, pero no así la gente mayor.
El tema del río fue como un ancla en varias ciudades de Chile donde la cultura y la ciudad surgen en torno al agua, además los conflictos en torno a éste ya eran históricos. Los españoles y los pueblos originarios tenían conatos y conflictos con el río que llevaba a ciertas determinaciones casi desde La Corona (en España).
Pero el conflicto del agua se comenzó a desarrollar después de la incorporación al Código actual del agua, que es uno bastante inusual en re
encontramos con fenómenos que indican varios estudios donde lo básico es que en esta ciudad de la cuenca del Río Copiapó se entrega
ron muchos más derechos de agua de los que el río podía soportar, es decir, con todo el reglamento que hay en torno a tenencia de agua y
quien la solicita, el Estado está obligado a entregarlos si es que se pide para una producción, y se entregan sin ninguna regulación. El primer
fenómeno es ese: hay más derechos de agua de lo que agua tiene el río. Además, el derecho de agua tiene dificultades, dado que al ser un bien de derecho público, que debería estar garantizado por el Estado con el nuevo Código de Aguas, que es único en el mundo, pasa a ser un bien privado. Por lo tanto muchas familias que se hicieron de agua, la han podido heredar, dar en como dato, y el acceso al agua se pierde.
Entonces, ¿el agua es controlada por unos pocos en Copiapó?
Claro, son muy pocas familias. En la cuenca del Río Copiapó no alcanzan a ser 20 familias las dueñas de casi el 80%. Es un dato que está en la tesis de prensa y da cuenta de lo compleja que es la situación.
¿Queda en manos de privados en consumo de todas y todos?
Exacto. También encontramos que mucha agua, entregada en su momento para trabajos agrícolas, hoy está en manos de mineras, ya que al ser dueños del agua, no existe la obligación de declarar qué uso se le dará y a quién se entrega, y esto nunca se informó. El uso que le da una empresa agrícola versus una empresa minera es muy diferente, porque el uso agrícola es estacional y mucha agua se devuelve a la cuenca, pero la minera no, es continua las 24 horas del día, los 365 días del año y no vuelve necesaria mente a la cuenca.
En ese caso ¿No vuelve de la misma forma a la cuenca?
Vuelve bastante más contaminada. Entonces nos encontramos con una situación hídrica compleja en esta cuenca, donde la pregunta es: ¿Cómo surge el problema? Aquí aparecen varias representaciones, pero depende de quién las dice. A nivel de empresariado y gobierno se intenta instalar que la crisis llegó para que darse y no hay nada que hacer. Ese centro está dado por el cambio climático, el origen de la crisis, según ciertos grupos sociales. Mientras que la gente más activista sujeto-actor, evidencia que la crisis tiene un origen político que responde al modelo de gestión que hay en el Código de Aguas.
Nos encontramos con dos visiones, que esto no es una cosa etérea donde todos somos responsables, y otra donde hay ciertos responsables
que tienen un momento de la historia donde asumieron esta responsabilidad. Obviamente existe esta relación entre ambas visiones, con problemas asociados al Código y también al cambio climático que se juntan y agravan la crisis.
Todo esto ha ido transformando nuestro valle. Copiapó se conocía como el Valle de los Damascos, porque tenía su origen en el foco de
la pequeña agricultura del valle y casi a todas las casas del Pueblo San Fernando se les decía así. Hoy en día, la gente le cambia el nombre
por el lugar de callejones. Es otra muestra de cómo el río marca la identidad.
Ahora, como no hay agua, la gente ha vendido estos lugares para sectores habitacionales y ha crecido el pueblo de San Fernando, pero no
con las condiciones que tenía antes. Hay una agrupación bien pequeña que se llama “Agrupación del pueblo de San Fernando”, donde están los campesinos y campesinas del pueblo que cada vez está más merma da. Gran parte de ellos y ellas son personas octogenarias que tienen terrenos y además cultivan dicho territorio.
Este cambio no sólo es en el Pueblo de San Fernando, sino que también en la gente de San Pedro (localidad al norte de Copiapó), otro foco agrícola que se ha transformado en un sector de parcelas de agrado, y no para producir alimento.
Es complejo, porque al no tener una legislación que priorice el agua dulce para las personas, luego para la agricultura y en tercer nivel para
la industria, no tenemos esa visión que nos permita tener cierta seguridad alimentaria y nos encontramos con estos problemas que se dieron
durante la pandemia, con todo lo que significa exportar nuestros alimentos. Es muy importante recuperar esa agua para mantener cierta
soberanía alimentaria que en su momento tenía el Valle de Copiapó que producía más alimentos tanto para el norte como para el sur.

¿Cómo cuidamos el agua?
Hay responsabilidades políticas. Ese “somos todos responsables”, corresponde a un repertorio que se centra en el cambio climático. Pero en ese “todos tenemos que cumplir por igual y tenemos que cuidar el agua”, que está super bien, hay diferencias, porque el 80% o más del agua que se ocupa de la cuenca tanto superficial como subterránea lo ocupan las empresas. Entre un 5 y 10% es para el consumo humano, y si cuido el agua lavándome los dientes lo que podría aportar a la crisis es ínfimo. Es importante igual, y me sumo a que todos seamos super cuidadosos con el agua porque estamos en condiciones difíciles, pero se está priorizando otras situaciones, en el sentido de que se destinan desala doras para el agua de consumo humano, mientras que el agua dulce a los procesos productivos. Algo ahí debe mejorarse.
Como suele ocurrir con algunas crisis, quienes menos tienen sufren las consecuencias, ¿se ve afectada la calidad de vida de algunos, algunas?
Se merma la calidad de vida. Sabe mos que está entrando en operaciones una planta desaladora para el consumo humano, al parecer ha
tenido una muy buena evaluación, lo cual es súper interesante y bueno. No obstante, no viene a paliar lo de fondo, que es que tenemos una cuenca sobreexplotada que está centrada en el uso productivo. El derecho humano al agua se debe garantizar ¿Dónde está?
La información que circula es tan desigual que decimos que las personas más afectadas son las que viven en sectores más empobrecidos y no necesariamente, porque hay gente que no está recibiendo agua y debe lavar durante la noche o los fines semana. No hay agua para lavar durante el día y eso se está dando en Copiapó ahora. No lo vemos tú ni yo, porque está invisibilizado, pero es una realidad que existe. Hay personas que no se pueden bañar en el día porque no hay presión de agua y deben esperar hasta la noche y de ahí recién lavar y hacer cosas. Si eso no es desigualdad no sé qué es. Otras personas reciben agua en camiones aljibes y ahí las condiciones son más complejas porque el acceso a agua saneada como un derecho garantizado no se está dando.
Eso se enlaza con los repertorios de responsables, donde dicen que todos somos mineros y que ahí se justifica la crisis hídrica, donde todos participamos porque es parte de la identidad.- ¿Qué otros aspectos pudieron encontrar con los repertorios? Las Ciencias Sociales aportan varias líneas interesantes porque también nos dábamos cuenta que a nivel de conflicto y crisis hídrica, en la medida que yo tenga agua de la llave yo no haré nada, pero si dejo de tener agua en la llave puede que pase algo. Esta lógica bien particular, y lo que ha prevalecido en nuestra cultura, tiene que ver con ciertas conductas individualistas “mientras yo no tenga que lavar mi ropa de noche no me complico con lo que está más allá”. Está enlazado con el modelo económico.
Volviendo al tema del cambio de comportamiento ¿Ha influido la falta de agua en los y las habitantes de Copiapó?
Se observó en la tesis las prácticas sociales en torno al uso del agua y sí han ido cambiando. Copiapó se llenó de pasto sintético. Ahí se ve
una transformación social porque te preguntas ¿Qué significa la belleza, el pasto en una zona árida, la falta de jardines del norte? Asimismo, con el cuidado del agua, nos dimos cuenta que la gente regaba el cemento. Hay gente que valida la compra del agua regando el cemento, aunque cada vez hay menos gente que riega a ciertas horas.
Mi tesis fue justo en el contexto del aluvión (2015). Cuando comenzó a correr el río fui a entrevistar gente que estaba mirando el río. Algunas
estaban muy emocionadas, lloraban, una cosa tremenda. Niños y niñas viendo el río por primera vez, pero además veían un río de color chocolate. Ahí ves la importancia del agua, la que usamos y la que no está, porque también está en el imaginario, como antes mencioné a los jóvenes que no se relacionaban con el río.
¿El río determina a los habitantes de Copiapó?
Por supuesto. Y se hacen iniciativas para el río, como el Parque Kaukari que es tremenda inversión para el río y aporte a la calidad de vida, pero no logra todo su impacto si no corre agua por el río.
¿Cuál es el desafío para salir de esta crisis? ¿Tienen que haber voluntades políticas?
Sí, tienen que haber cambios políticos, voluntades, pero el cambio del Código de Aguas tiene años en el parlamento, ni siquiera está el uso prioritario del agua. El senado ha sido una suerte de tensión para estos proyectos.
Hoy en día vemos que la propuesta de nueva constitución apunta a garantizar que ciertos bienes comunes como el agua no sean apropiables, que se puedan dar en como dato, pero que nadie se haga dueño del agua. Eso es tremendo aporte.
También existe un fallo contra una minera de la zona. Fueron sancionados y deben devolver agua al Río Copiapó, así lo determinó el Tribunal
Ambiental, pero aún no lo hacen. Puede que hoy tengamos agua en el Kaukari que tiene que ver con la calidad de vida de las personas en relación a los metros cuadrados que se requieren para el medioambiente, pero acá estamos bajos. En caso de no poder cambiar la Constitución, por lo menos lograr que se cumpla la ley.
¿Le ves solución a la Crisis Hídrica?
Sí, yo creo que sí. Primero son las voluntades políticas. Que las empresas privadas inviertan más. Si los humanos estamos consumiendo
agua desalada, por qué la minera no puede hacerlo también y de manera mancomunada. Y cuidar el agua resguardando que cumpla su ciclo,
que tenga la posibilidad de volver a la cuenca.
