A miras de un 2022 que busca aprender de una crisis socio-sanitaria calificada como global, científicas y científicos de la Universidad de Santiago de Chile advierten sobre el rol de la investigación en el estudio y análisis del Virus SARS-CoV-2 en el país. Vigilancia genómica, seguimiento y detección, junto con el rol de la Ciencia y la Educación Pública en las aulas son parte de los retos.
Por Nadia Politis, Scarlette Araya, Constanza Soto, Montserrat Urrutia y Consorcio Science Up (UCN-PUCV-USACH)

Científicas y científicos Usach apuntan a 2022 como un año cargado de desafíos en materia de financiamiento, regulación y políticas públicas en Ciencia, Tecnología y medidas Socio-Sanitarias.
Con puntualidad inglesa, y una agenda que demanda una minuciosa planificación, los investigadores de la Facultad de Química y Biología Yesseny Vásquez, Marcelo Cortez y Francisco Cubillos se conectan para una entrevista Zoom. Son más de 700 días desde que un 3 de marzo de 2020 se anunciara el primer caso de coronavirus en el territorio nacional. Dos años de turnos 24/7, coordinación de equipos, búsqueda de financiamiento, análisis, secuenciación y convivencia familiar en toque de queda. Mirando a la pantalla, los tres coinciden en alcanzar un agotamiento pandémico que pone a prueba su voluntad, pero que es superado por su motivación por contribuir a la Salud Pública. Ayudar a la sociedad con su granito de arena desde la Ciencia. Tan solo unos días han acontecido desde la presentación de la nueva Unidad de Genómica y Bioinformática (UGB), y el optimismo se palpa en el ambiente: “Es un gran hito para nuestra universidad”, señalan. La UGB buscará hacer seguimiento al virus SARS-CoV-2, entregando datos de posibles nuevas variantes que estén circulando en el país.
“La pandemia de COVID-19 ha sacado a la luz los numerosos fallos del sistema mundial de protección de las personas frente a las pandemias”, advierte la ONU.
Un esfuerzo conjunto que involucra un trabajo con el Ministerio de Salud y las Secretarías Regionales Ministeriales (SEREMIS) de Coquimbo y O’Higgins, pero que según el Doctor en Bioquímica y Biología Molecular y Director del Departamento de Biología, Marcelo Cortez, requiere formación de capital humano y una mayor inyección de recursos: “Nosotros tenemos toda la motivación, desde nuestro trabajo voluntario, aportando más allá de nuestras actividades bases, y queremos seguir creando liderazgos”, dice.
El 26 de noviembre de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS), siguiendo el consejo del Grupo Consultivo Técnico sobre la evolución del Virus SARS-CoV-2 clasificó la variante ómicron (B.1.1.529) como de preocupación. Contexto que según el Doctor en Genética e Investigador de la Facultad de Química y Biología, Francisco Cubillos, requiere el fortalecimiento de unidades de vigilancia genómica: “Ha habido un esfuerzo interuniversitario, junto al Ministerio de Salud y el Instituto de Salud Pública (ISP) para que estos aspectos se consideraran, y así, los laboratorios de investigación puedan tener PCR de variantes, o hacer secuenciación para aquellas mutaciones que emerjan”, dice.
Desde el inicio de la pandemia, el equipo de investigación se integró a la Red de Laboratorios Universitarios COVID-19, apoyados por los Ministerios de Salud y Ciencia. Una labor que integró a egresados del plantel y supuso desafíos de gestión y desarrollo, señala la Doctora en
Química Yesseny Vásquez, también investigadora del Laboratorio de Virología Molecular y Control de Patógenos, de la Facultad de Química y Biología: “Un desafío que entregó la gratitud de lograr objetivos a partir de una labor que se realizó con mucho trabajo y se hizo bien. Más aún, este equipo tan di verso que se formó, que seguramente quedará como precedente para apoyar otras crisis o brotes que puedan surgir”, reflexiona Vásquez, también académica asistente de la Escuela de Medicina, de la Facultad de Ciencias Médicas.
“Entre la exposición al virus que causa el COVID-19 y el inicio de los síntomas pueden pasar entre 1 y 14 días, aunque lo habitual es entre 5 y 6 días”, indica la OMS.
Transformaciones educativas
En noviembre de 2021, el Ministerio de Salud estrenó la plataforma de vacunación escolar https://vacunacion
escolar.mineduc.cl que entrega información sobre el proceso de inmunización de los estudiantes en sus respectivos recintos educacionales. “Hemos seguido trabajando para fortalecer las medidas sanitarias que permitan evitar los contagios en los establecimientos y entregar mayor confianza a las familias”, señaló al diario La Tercera el Ministro de Educación, Raúl Figueroa.

Desde el inicio de la pandemia por COVID-19, la Universidad de Santiago de Chile se integró a la Red de Laboratorios Universitarios COVID-19, apoyados por los Ministerios de Salud y Ciencia.
Proyecciones por retomar a la llamada normalidad, que desde las aulas busca incorporar los aprendizajes de la teleeducación, pero que a juicio de la Doctora en Didáctica de la Matemática Claudia Vargas-Díaz, aceleró una transformación que podría haberse dado años más tarde: “Podemos aprender que la tolerancia y el autocuidado fortalecen las relaciones escolares y familiares, mientras que la conectividad se visibiliza como una necesidad que debe ser cubierta, que no es barata y ya no es optativa”, advierte la académica del Departamento de Matemática y Ciencia de la Computación, perteneciente a la Facultad de Ciencia.

En noviembre de 2021, el Ministerio de Salud señaló que “cada vez que un curso alcanzase el 80% de sus alumnos vacunados, con ambas dosis, el distanciamiento físico ya no sería considerado como una exigencia”.
Aprendizajes que, a juicio de la Dra. en Ciencias Biológicas, Mónica Imarai deben ser transversales: “Podemos enfrentar el 2022 con más
conocimiento. Nos hemos alfabeti zado en Inmunología. La población, que no estaba acostumbrada a va cunarse, se dio cuenta que era ne
cesario y que son más las ventajas, que las desventajas que se suponen”, recuerda la también directora del Centro de Biotecnología Acuícola
(CBA), perteneciente a la Facultad de Química y Biología.
¿Cómo llevar el conocimiento científico aprendido en pandemia a las salas de clases, y sumar a los estudiantes? La Dra. Yesseny Vásquez destaca que el trabajo en equipo es fundamental: “El respeto por el trabajo del otro, y sobre todo descubrir y conocer las capacidades que tiene cada uno para potenciar las”, aconseja.
En diciembre de 2021, la Asamblea Mundial de la Salud acordó poner en marcha un proceso para elaborar un acuerdo mundial histórico sobre prevención, preparación y respuesta frente a pandemias.

“El futuro es bastante auspicioso”, señala el Dr. Francisco Cubillos: “El COVID-19 es una realidad con la que debemos convivir. Los desafíos están en las ciencias sociales y en cómo la población vivirá mental mente post pandemia, además de mantener un monitoreo constante para estar alerta y tener recursos para responder”, dice. Mirada que según el Dr. Marcelo Cortez también debe incluir un fortalecimiento en la investigación: “La ciencia es cono cimiento, es innovación, y también es un motor en el desarrollo económico de todos los países”, señala.
“Ha sido una oportunidad impuesta para crecer y enriquecer nuestro sistema”, señala con optimismo la Dra. Claudia Vargas-Díaz. “Las vacunas nos protegen, no evitan que nos infectemos, pero claramente reducen las probabilidades y la gravedad de las enfermedades”, advierte la Dra. Mónica Imarai. Mirada que a juicio del grupo de investigación y docencia debe considerar a estudiantes, profesores y familias en un cambio transversal que incorpore conocimiento, trabajo en equipo, pero también diálogo y contención entre familias, amigos y compañeros de trabajo.